40%: esta es la proporción de ejecutivos llamados “planificadores”, según un estudio de Marie-Anne Dujarier y Lou Wolff realizado en colaboración con la Association for Executive Empleo. Estos directivos que organizan el trabajo a distancia, no mediante el teletrabajo, sino mediante sistemas que prescriben, regulan y controlan la actividad, representan la tendencia empresarial de los años 2000. Cuatro de cada diez ejecutivos están difundiendo así la “gestión incorpórea” en las empresas. Un concepto desarrollado en una obra del mismo nombre (La Découverte, 2015) de Marie-Anne Dujarier, profesora de sociología de la Universidad Paris Cité.
En su contribución al proyecto de mediación científica “¿Qué sabemos del trabajo? ” de Laboratorio interdisciplinario de evaluación de políticas públicas (Liepp), retransmitido en colaboración con Presses de Sciences Po en el canal Empleo del sitio Lemonde.frEl sociólogo explica cómo la organización del trabajo mediante sistemas se ha extendido y formalizado en las empresas, con la primera consecuencia de distanciar la dirección del propio trabajo al separarse. “el pensamiento de acción”, “la organización de sus tareas”señala el investigador.
Estos gerentes de planificación diseñan de forma remota sistemas de “gestión de cambios”, “optimización de flujos” y “reducción de costos”. Los cambios imaginados sin partir de la realidad obligan a los empleados a comprender la intención de los planificadores para adaptar el sistema a las realidades sobre el terreno.
Situaciones absurdas
Mismo escenario para la reducción de costos. Ya sea un empleado de ventanilla en una agencia de alquiler de coches o un ejecutivo local en la industria petroquímica, o incluso un médico de hospital, quienes actúan deben entender lo que estos sistemas requieren, nombre, medida, valor, para poder producir con ellos, pero también intentar sortearlos, sobre todo porque es imposible interactuar con los planificadores para salir de situaciones absurdas.
Los propios planificadores están de acuerdo con esto cuando trabajan con dispositivos diseñados por otros. Además, el 35% de ellos piensa que su actividad no es útil o ambivalente. Otro tercio percibe que “su mayor riesgo profesional es el sufrimiento psicológico o la pérdida de sentidos”añade Marie-Anne Dujarier.
Pero estos nuevos burócratas, que producen tantos informes como situaciones absurdas tanto en el sector privado como en el público, son actores de un mercado muy real: el de los vendedores de soluciones de gestión, de productos certificados, para resolver los complejos problemas de ‘organización del trabajo. Frente a los impasses del mundo empresarial, están prosperando nuevos comerciantes de ilusiones.