El rascacielos totalmente de cristal de la multinacional alemana Bosch se puede ver desde lejos en el centro de Guadalajara, en el oeste de México. Desde el interior, la vista es impresionante sobre la capital del estado de Jalisco, ahora apodada “El Silicon Valley mexicano” haberse convertido, con el paso de los años, en una de las sedes de la industria electrónica internacional. Las instalaciones de Bosch son un buen ejemplo: los empleados que conocemos, con gorras y mochilas, tienen una edad media de 35 años. Entre oficinas y laboratorios que prueban programas y chips, los ingenieros disponen de sillones, mesas de ping-pong y una piscina de burbujas para pensar y relajarse.. “Necesitamos que nos retengan para retener a nuestro personal. Como en California, nuestros empleados valen mucho. En Guadalajara actualmente hay más demanda que oferta y estamos poniendo en marcha estrategias para atraer talento”estima el director del sitio, Roger Eleutheri.
Como todas las empresas que conocimos en esta ciudad de 1,5 millones de habitantes, Bosch tiene planes de inversión en México, que ya incluyen cuatro fábricas y más de 20.000 empleados. La multinacional abrirá así dos nuevos sitios industriales en las ciudades de Monterrey (Nuevo León) y Querétaro (Querétaro) y aumentará el tamaño de los que posee en el centro del país, en Celaya (Guanajuato) y Aguascalientes (Aguascalientes). . En cada una de estas ciudades, hay plantas de ensamblaje (maquiladoras en español) donde se importan los componentes, se ensamblan y se exporta el producto final, beneficiándose así de exenciones fiscales desde el inicio hasta el final de la cadena.
Pero, en el estado de Jalisco, la situación es diferente: la empresa alemana ha desarrollado desde 2014 un centro de ingeniería e investigación que ahora emplea a 1.200 ingenieros y busca contratar 800 más para 2026. “En Guadalajara existe un ecosistema único de producción de tecnología y software, y sobre todo una colaboración igualmente sin precedentes entre el gobierno local, las universidades, el sector privado y las cámaras de industria donde todos buscamos desarrollar la ciencia y crear empleos bien remunerados”asegura además Roger Eleutheri, quien también es presidente de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti).
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Las inversiones previstas en el Estado de Jalisco muestran una cara bastante feliz del fenómeno del que México se ha beneficiado ampliamente desde la pandemia de Covid-19 y que en inglés se llama the reubicación. “Para explicarlo de forma sencilla, se trata de acercar la producción al consumidor. En México tenemos la gran ventaja de compartir 3,100 kilómetros de frontera terrestre con Estados Unidos, el mayor consumidor del mundo.explica Javier Carral Trigueros, presidente de Sanmina México, que cuenta con tres fábricas en Guadalajara y 8.000 empleados.
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